La complejidad de una temporada impecable
PUNTAJE: 9
Si hay una serie que no fue todo lo que tendría que haber sido reconocida en los últimos años, esa fue The Americans. Esta obra creada por Joe Weisberg que narra las desventuras de Philip y Elizabeth Jennings (Matthew Rhys y Keri Russell), una pareja de espías soviéticos en Estados Unidos durante la Guerra Fría, es realmente impecable y llegó a su punto más alto en esta cuarta temporada.
Seguramente, The Americans –a la que aún le quedan dos temporadas finales por delante que ya han sido confirmadas- debe ser una de las series más parejas y regulares narrativamente, siempre con un estándar bien alto, la cual fue evolucionando con el paso de los años tanto en su trama como en el desarrollo y construcción de sus personajes.
Si bien la serie se sustenta en el enorme trabajo de la pareja protagónica, la cual se fue afianzando con los años para lograr una química pocas veces vista en la televisión (quizás haya ayudado que Rhys y Russell se hayan vuelto pareja también la vida real), la creación de Weisberg siempre mostró una gran faceta en torno a los personajes secundarios, siendo en esta cuarta temporada de gran importancia tanto lo de Martha (Alison Wright), la secretaria que trabaja en el FBI, como lo de Paige (Holly Taylor), la hija mayor de los Jennings.
Esta temporada creció mucho en términos narrativos, logrando no solo aquel tono cinematográfico habitual, sino también un clima tensionante y desgarrador que por momentos resultó cercano a la claustrofobia, desarrollando las acciones de un universo al límite, y en la construcción de toda esa atmósfera tienen una gran importancia tanto las tramas de Martha como de Paige. Esa cruda verdad por la que ambas tienen que pasar y así enterarse del giro que tendrán sus vidas es fundamental para la narración de la serie, en tanto que a partir del quiebre de ciertos secretos, el argumento avanza en profundidad y la serie logra una dinámica infartante que pone a sus personajes en situaciones a las que hasta ese momento les resultaban ajenas, siendo consecuencia de esto el tener que tomar las más drásticas decisiones. Toda la situación por la que pasa Martha obra como un inquietante thriller, en tanto que la de Paige expone una especie de coming of age brillante, siendo que a partir de lo que la joven se va enterando no solo tiene que lidiar con sus cambios como adolescente sino en torno a su supuesta vida normal que creía tener.
Al margen de lo fundamental de ciertos personajes secundarios, esta serie no sería nada sin sus protagonistas, a los cuales se vio evolucionar a lo largo de los años. Hasta la temporada anterior siempre se lo mostró a Philip en un modo un tanto dubitativo respecto a sus ideales, aunque también siempre leal y comprometido a la causa de su nación. Por el contrario, Elizabeth siempre fue una mujer más recta, casi fría sentimentalmente y una especie de robot que solo estaba dispuesta a cumplir órdenes. Lo interesante de esta última temporada es que se la presenta a ella de una manera más humana, frágil por momentos y dispuesta a todo por el bienestar de su familia y por delante de cualquier otra cosa.
Con momentos realmente importantes, escenas impactantes y una trama que a lo largo de los años se fue abriendo para bien y así darle una gran complejidad narrativa a la serie, The Americans llega con esta cuarta temporada a su punto más alto. Como siempre de una enorme lucidez visual, contando con una acorde banda sonora en función del drama y nuevamente –como sucedió el año anterior- dejando un cliffhanger más que atractivo y lleno de misterios, esta elegante serie de espías cada vez profundiza más en sus tópicos y deja el interrogante de lo que le depare al futuro de cada uno de sus personajes.
► Para conocer un poco más sobre la serie, les recomendamos darle play a este podcast.