El poderío del cómic en la TV
PUNTAJE: 7
En los últimos años, la televisión se apoyó bastante en los cómics para adaptar varias de sus historias y crear distintas series, lo que hizo que la variedad de estos proyectos sea cada vez más amplia, y en lo que seguramente haya tenido que ver el auge de un suceso similar en el universo del cine. En el caso de la TV ya se vieron clásicos de DC con un estilo pop como Flash, Arrow y Supergirl, otras producciones más oscuras de Marvel y Netflix como Daredevil y Jessica Jones, y hasta otras un tanto más independientes como The Walking Dead y la reciente Preacher.
Podríamos definir a Preacher como una superproducción basada en un cómic de culto. Esta transposición creada por Evan Goldberg, Seth Rogen y Sam Catlin expone las desventuras de Jesse Custer (interpretado por Dominic Cooper), un cura de un pequeño pueblo de Texas que tras un pasado oscuro obtiene inesperadamente un extraño poder sobrenatural.
La serie de AMC tiene una particular estética símil al universo de las películas de Quentin Tarantino, ya que es de esas obras que aprovecha las distintas posibilidades que le da el formato audiovisual para lograr distintos tipos de collage con la imagen, haciendo que -por momentos- adquiera un tratamiento visual sumamente complejo. La serie siempre muestra una estética muy cinematográfica y -lo más importante- esto tiene una vital relevancia en función del drama y no como un simple tópico decorativo.
Preacher despliega un universo muy oscuro y en decadencia, donde no existen buenos ni malos, sino tan solo pecadores que luchan por sobrevivir en un mundo de ultra violencia. Con personajes complejos, una historia llamativa, escenarios visualmente atractivos y un interesante juego temporal que divide la trama entre la actualidad y distintos puntos del pasado hacen que todo luzca sumamente interesante. Pero, al menos en su primera temporada, resulta un tanto irregular.
El inconveniente es que la serie -de a ratos- se pone un tanto densa y la trama se pierde entre tantas acciones, personajes y cambios temporales. Sin embargo, a pesar de esto, el poderío visual de Preacher resulta muy impactante y su universo tan fantástico como real es lo suficientemente atractivo como para que la narración se mantenga en vilo a pesar de las irregularidades que presenta.
Si Preacher dejaba algún tipo de dudas, el episodio final resulta tan dinámico, bizarro y grotesco que hace que el resultado de estos primeros diez capítulos sea satisfactorio. Entre la diversidad de géneros, lo cruda de las acciones así como el humor negro que las aliviana, y una trama tan violenta y al límite en la televisión actual que por momentos roza lo gore, la serie deja abierta las puertas para que la segunda temporada sea aun mucho mejor de lo que fue la inicial, que ya de por sí fue más que atractiva.