25 de noviembre
¿Por qué me encantaba Gilmore Girls? En la semana, semana y media que me tomó ver toda la serie de nuevo por Netflix, me lo pregunté una y otra y otra vez. Sobre todo a lo largo de las primeras temporadas. Pensaba en por qué me identificaba con ellas, por qué creía que tenía puntos en común con las dos y, sobre todo, pensaba en cómo nadie hizo jamás callar a Lorelai metiéndole un zoquete en la boca. Esa mujer insoportable por momentos, cuando la serie estaba al aire, era mi ídolo. Por supuesto tuve que verla hasta el final para contestarme todas esas preguntas y también, finalmente, darme cuenta de que seguía amando la serie tanto como antes, aún cuando ahora le veo los hilos de manera un poco más despiadada.
Yo era en verdad fanática. Y le hice honor a la vuelta del show re viéndolo completo en tiempo récord. Entonces pude enumerar tranquilamente tanto las cosas que eran absurdas, como las que eran tan entrañables, que construyeron en nuestro corazón un lugar de privilegio para el show.
Hagamos una enunciación de ambas categorías:
- Las lecturas que le achacan a Rory en la niñez son ridículas. Y si, como quieren hacernos creer, hubiera leído todo eso, no hubiera sido virgen hasta casi los veinte. Punto para lo absurdo.
- Jess debió ser golpeado en el centro del rostro por lo menos 30 veces por cada habitante de Stars Hollow. El hecho de que no haya sucedido es otro punto para lo absurdo. Nadie soporta a semejante imbécil por tanto tiempo sin propinarle una golpiza.
- El pueblo y las casas son maravillosos. Lo acogedor de cada detalle hace que Stars Hollow sea para todos un lugar donde ir a entibiar el corazón. Punto para lo entrañable.
- Luke. Es todo lo que un hombre debe ser y, por eso, lo amamos. Otro punto para «entrañable».
- Rory es tan perfecta que, por momentos, resulta insoportable. Es tan impoluta que, a veces, es estúpida. Por suerte, en las últimas temporadas medio que le dan su merecido por ser tan bobi. Pero su carácter así, su personalidad y, claro, su insufrible tonito de voz, son puntos para «absurdo».
- Richard y Emily. Los amamos hagan lo que hagan y jamás, jamás nos cansaremos de ellos. Fueron un gran punto para las cosas entrañables. Deberemos ver ahora cómo se encuentra Emily con la pérdida de su esposo. Los avances nos tientan con gags desopilantes y grandes momentos de emotividad.
Sí, sí, lo que nos van adelantando promete y mucho. Y todos estamos ansiosos por ver con qué se despachan.
Cuando la veía antes, estando en la escuela de cine, recién casada y casi una baby, me identificaba con la relación entre Lorelai y Emily. Una madre demandante, que juzga duramente a la hija que se salió de los cánones establecidos. Preocupada por el qué dirán y las opiniones de sus amigos, la madre y sus actitudes ahuyentan a la hija que se salió de la norma. Yo me casé muy joven y todos pensaban que estaba loca. Los amigos de mi madre le decían cosas como «Por suerte a las nuestras ni se les ocurre» o «Gracias a Dios la mía es bastante normal». Y mi vieja tenía que lidiar con eso y con todo lo diferente que yo era. Yo y mi deseo. Yo y mi forma de ver el mundo. Todo eso, y también el amor profundo y necesitado de reciprocidad de una madre que no entiende a su hija. Ahora, que soy más grande y que tengo con mi vieja una relación mejor, comprendo a Emily mucho más y a veces, hasta la apoyo por sobre Lorelai. Supongo que los años no vienen solos. Estos 10 kilos más que tengo ahora, han venido de la mano de cierta compasión y entendimiento.
Lo que me une a Rory sigue siendo lo mismo que en aquella época: el amor a la lectura. Y desde ahí podremos relacionarnos siempre. Estoy esperando con gran ilusión el estreno de Netflix. Y el hecho de que sea el 25 de noviembre, día de mi cumpleaños, me hace sentir que viene a hablarme a mí. Y si me preguntan con quien quiero compartirlo, la respuesta es inequívoca: Con mi vieja.