Sangre, sudor y buen entretenimiento
PUNTAJE: 6
Luego de una temporada inicial bastante corta, con tan solo seis episodios en donde más que nada cumplían con la función de presentar a los personajes, los escenarios y un posible conflicto, volvió Into the Badlands a AMC con una segunda entrega que mantiene el correcto nivel de la anterior, pero que a su vez amplía un poco más sus horizontes en relación al desarrollo del hilo narrativo.
Si hay algo que caracteriza a esta creación de Alfred Gough y Miles Millar es su afán por el entretenimiento a través de una historia de acción, aventuras y artes marciales. En Into the Badlands cada escena de batalla está muy bien lograda y las distintas coreografías de lucha son realmente interesantes y alentadoras al momento de desarrollar tomas de acción. Todo lo contrario a lo que se había visto hace unos meses con la ridícula Iron Fist.
Una de las cuestiones más atrayentes de esta producción original de AMC es el universo construido y las distintas referencias culturales en torno a las que se desarrollan las acciones. La serie se nutre de la intertextualidad en todo sentido y a partir de diversas citas, ya sea a distintos films de kung fu y artes marciales con Bruce Lee, en cierto modo a la estética de Mad Max de George Miller, a la grandilocuencia de las películas de Quentin Tarantino como Kill Bill o hasta distintos movimientos de batalla que homenajean a la popular saga de videojuegos Mortal Kombat. Todo esto hace que esta obra de Gough y Millar sea bastante interesante e introduzca a un espacio de puro divertimento en la TV actual.
Si hay algo que realmente se destaca en esta serie, la cual plantea un futuro distópico y hasta con tintes post apocalípticos, es su gran cantidad de escenas de ultra violencia, mostrando que la televisión estadounidense actual no solo sigue quebrando todo tipo de límites a nivel creativo y narrativo, sino también en lo visual y en este caso -como también ocurre en otras series como Ash vs. Evil Dead o la reciente American Gods– llenan las pantallas de sangre y de acciones poco habituales que remiten más a un cine de clase B que al standard típico de la TV.
Sin ser ninguna genialidad, pero tampoco sin abusar de sus propias pretensiones, Into the Badlands resulta una serie más que correcta que, centrada en el entretenimiento a través de una historia sólida con grandes escenas de acción y una calidez visual más que destacada, consigue con esta segunda temporada abrir y extender el misterio del planteo inicial de la historia para así dar pie a que esta aventura siga sumando matices y pueda llegar a tener un futuro bastante esperanzador.
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