No soy yo, sos vos
PUNTAJE: 4
La premisa no era novedosa, pero había que darle una chance. Además, el elenco tenía nombres como para tener en cuenta. Y, sobre todo, la nueva serie original de Netflix venía con el ojo de Nicholas Stoller, quien dirigió películas exitosas como Forgetting Sarah Marshall y Get Him to the Greek (la cual también escribió). Además tuvo a cargo el guion de The Muppets junto a su amigo y frecuente colaborador, Jason Segel, y dirigió a Seth Rogen en Neighbors. Y, en este caso, la pluma de Francesca Delbanco, asidua colaboradora suya en cine. O sea, todo indicaba que Friends from College podía ser un producto muy bueno. Pero no.
La nueva comedia original de Netflix no cumple las expectativas. Los actores Keegan-Michael Key, Cobie Smulders, Fred Savage, Nat Faxon, Annie Parisse y Jae Suh Park interpretan a un grupo de cuarentones que fueron juntos a la Universidad de Harvard, que siguieron su amistad durante muchos años, con eventuales encuentros, y que por distintos motivos de la vida, vuelven a estar juntos en Nueva York. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, y entre estos amigos existen historias “tapadas” que hacen ebullición en cuanto se ponen en contacto.
Si bien hay momentos divertidos, sobre todo con la pareja de «bros» compuesta por Savage y Key, los chistes que hay en los 10 episodios no alcanzan para llegar a un nivel de comedia sólido. Ni siquiera mejora con la ayuda de actores invitados que otras series soñarían con tener (Seth Rogen y Kate McKinnon, por caso, en los que sean tan vez los mejores capítulos), o secundarios destacados como Ike Barinholtz, Greg Germann y Billy Eichner. Falta un hilo conductor, una amalgama para esta historia que tiene sabor a algo que ya vimos mil veces, y mucho mejor contada.
Una de las peores fallas de Friend from College son sus personajes, para nada queribles, inmaduros, casi insufribles por momentos, con poca chance de generar empatía. Hay tan poco desarrollo de sus matices, de sus tribulaciones, de sus personalidades, que ni siquiera da para odiarlos. Por otro lado, si bien la serie se vende como una que explora las viejas amistades, los antiguos enredos amorosos y el equilibrio entre la vida adulta y la nostalgia por el pasado, una de las tramas finalmente acapara todas las demás (que podrían haber sido interesantes si se las hubiera desarrollado más, como las dificultades para la búsqueda de un hijo o la redefinición de una carrera profesional): la infidelidad. Las parejas que hay en este grupo tienen relaciones estables en apariencia, pero en la realidad hacen algo diferente a lo que dicen. Hay una especie de fijación con seguir este camino; todas las líneas narrativas diluyen su importancia, y prevalece esta, lo que genera un agotamiento de la historia.
En resumen: aun cuando tenía todo para ser una serie divertida -y quizás genial- la esperanza de que Friends from College mejore se esfuma con cada nuevo episodio. No es la peor serie que se pueda encontrar con temática “amigos”, y sus entregas de media hora de duración hacen fácil el visionado, pero lamentablemente resulta otro paso en falso para la plataforma de televisión por Internet.
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