Una temporada menor, pero a su vez atractiva
PUNTAJE: 6
Era de esperarse que con la continuación de Narcos para una nueva temporada, al haber finalizado la trama de Pablo Escobar, resultaba muy difícil que pudiese estar a la altura de tal personaje y del trabajo actoral de Wagner Moura. Pero el show debe continuar y para esta tercera entrega, aunque es correcta, semejante ausencia se hace sentir demasiado.
Esta nueva etapa de la serie creada por Carlo Bernard, Chris Brancato y Doug Miro sigue manteniendo la interesante estética de las ediciones anteriores y con esos climas tan crudos como desgarradores de las acciones que retratan. Narcos siempre se destacó por una excelente fotografía que expone lo más cruel del mundo de la droga en Colombia y como influye esto en Estados Unidos, como también por ese montaje vibrante que intercala entre la ficción y distintos videos de archivo de los hechos reales en los que está basada esta producción original de Netflix.
Más allá de algunos aspectos narrativos interesantes y todo el poderío visual que hicieron de Narcos una serie tan auténtica como destacada, el mayor inconveniente de esta nueva parte se encuentra a nivel de los personajes. Con la ausencia obvia de Escobar, la serie se decide por tomar a «Los Caballeros de Cali» al mando de los hermanos Rodríguez como villanos u objetivo de la DEA. Estos narcotraficantes, que en las temporadas anteriores cumplían un rol más bien satelital, nunca se acercan al carisma y presencia en pantalla que sí tenía Moura. Pero en cuanto al otro bando se refiere, esta temporada se centra más que nada en el agente estadounidense Peña (Pedro Pascal), el cual se encuentra mucho menos desfachatado que antes y no logra una posición más interesante como protagonista, sino todo lo contrario.
Pero dejando de lado ciertos puntos contradictorios, esa extraña pero efectiva esencia entre lo estadounidense y lo latino, con locaciones reales, un acorde uso de la música y alejándose en gran parte de tomar algún favoritismo, o imponer un castigo moral por alguna de las partes, siguen haciendo que esta serie de Netflix sea mucho más noble de lo que en un principio se podía imaginar.
Esta tercera temporada de Narcos está dividida en dos partes, una primera que resulta un tanto densa y no termina de acomodar las acciones o el rumbo de la trama y unos segundos cinco episodios que resultan bastante atrapantes y manejan mucho mejor el suspenso y las tensiones que genera la historia. A pesar de ser bastante irregular, en definitiva el resultado final es positivo, aunque con un gran deterioro respecto a las entregas anteriores.
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