Entretenimiento interrumpido
PUNTAJE: 7
A pesar de sus irregularidades y momentos intrascendentes, es realmente una pena la reciente cancelación de Blood Drive tras una muy entretenida temporada inicial que dejó una serie que le escapaba bastante a lo que se ve habitualmente en la televisión estadounidense.
Esta creación de James Roland para Syfy muestra un atractivo universo post apocalíptico que, fiel al estilo Grindhouse y esas notables películas como Planet Terror de Robert Rodriguez y Death Proof de Quentin Tarantino, homenajea constantemente al cine exploitation. Entre la ultraviolencia, el sexo desenfrenado, androides, cyborgs y todo tipo de acciones extrañas, esta serie es una especie de carrera contra la muerte en un mundo anárquico y bañado de sangre en donde dominan el caos y la corrupción.
Es realmente genial como Blood Drive vuelve a tomar tópicos de aquel cine de culto que haya brillado mayormente entre las décadas del 60 al 80 y a través de una historia de acción llena de adrenalina explora temáticas como la violencia, las drogas, el erotismo y demás cuestiones bizarras que hacen que el relato se aleje de la mayoría de los límites establecidos en la TV. La serie resulta una genial conjunción entre el gore, lo depravado y toda la magia y la nostalgia de las películas clase B. Además, otro gran logro de este show es la creatividad para hacer con lo plástico de la imagen un collage pop, el cual le da un colorido más que peculiar y de gran incidencia en términos dramáticos para favorecen el desarrollo del relato.
Justamente lo que hace que esta creación de Roland sea algo especial es su desfachatez para exponer todo tipo de situaciones en un encantador futuro distópico. Desde autos que usan sangre humana como combustible, monstruos y seres sobrenaturales, orgías desenfrenadas, el culto a la muerte en un sentido bestial y todo tipo de libertinaje hacen de Blood Drive un entretenimiento esencial para estos días en dónde dominan los prejuicios y lo apto para todo público. Series como esta y también las recientes Ash vs. Evil Dead e Into the Badlands son las que mantienen la esperanza en que se pueda crear otro tipo de shows y exponer una mayor diversidad en las pantallas.
La cancelación sorpresiva de Blood Drive es una verdadera lástima, dejando inconclusa una serie que, a pesar de sus imperfecciones, tuvo una temporada con 13 episodios realmente agradables. Tan divertida como extremadamente violenta, con una interesante construcción de personajes y una gran cantidad de situaciones grotescas que le dieron otro tipo de aire a la TV, esta obra resulta bastante buena y deja abierta la puerta para que las distintas cadenas se animen más a este tipo de producciones.